Ayer fui a ver a Pablo, el recién nacido sobrino de paranoia, al hospital (por cierto, el niño es guapo, guapo, el jodío). Durante el tiempo que estuve allí pasaron bastantes amigos y familiares de los recién estrenados padres, y me fijé que todos (incluído yo) le hacíamos las mismas gracias al chiquillo: que si gugu-tata, que si aplaudirle, que si ponerle el dedo para que lo siga con la mirada...¿Por qué hacemos esa sarta de estupideces?¿Qué debe pensar el niño?
Me e imaginado posibles frases que creo que las pobres criaturas piensan en ese momento y, si supieran hablar, nos dirían:
"Dejadme ya, panda de pesaos."
"No, no lloro porque tenga hambre, lloro porque me tenéis hasta los c*****s."
"Con lo agustico que estaba yo sin salir"
"¿Tengo cara de pelota? ¿No, verdad? Pues dejadme de pasar de brazo en brazo, cansinos, que sois unos cansinos"
En fin, sé que por mucho que diga, al próximo bebé al que vaya a ver le haré las mismas ridículas cucamonas porque es algo que no se puede evitar, o acaso ¿alguno no las a hecho nunca?
Pablito, te deseo, de todo corazón, que seas muy feliz en tu, espero, larga y fructífera vida.
Un abrazo, amiguetes.
3 comentarios:
¿Qué tal a mí me habían dicho que había vida inteligente por aquí...?
También es buena esa Pimkie...
Xaloc... no te imajino siendo padre (Dios de momento no lo permita....).
El día que lo seas iré al SanDureta-Maternal a verte hacer cucamonas de esas... solo me falta por ver en la vida eso...jajaja. Un abrazo compare!
*Pimkie, seguro que esa frase también la tienen que pensar las criaturas, jeje, ¡muy buena!
*Cruzqui, el día que veas eso es que el fin del mundo está próximo.
Un abrazo y gracias por los comentarios.
Salud!!
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